Los implantes dentales son pequeños tornillos metálicos biocompatibles que colocamos en el hueso para que hagan las veces de ‘raíz artificial’. Una vez osteointegrados, sobre ellos, fijamos las coronas, que replican en forma y función a los dientes y muelas. Por tanto, se trata de prótesis fijas que conllevan:
· Mayor seguridad y confianza sin riesgo de que se muevan.
· Buena sensación masticatoria, como la de los dientes naturales.
· Mantenimiento de la estructura ósea en la zona, evitando que los dientes adyacentes se desplacen al espacio generado.
· Apariencia saludable y joven y gran durabilidad.
Gracias a la implantología dental devolvemos la sonrisa a nuestros pacientes. Ven como mejora su aspecto estético; y ganan seguridad al hablar, sonreír y masticar.
Ahora bien, sólo recurrimos a sustituir un diente natural por un implante, en los casos en que el primero no se puede salvar. Si es posible reparar el daño existente mediante endodoncia, lo hacemos.